martes, 12 de junio de 2012

Varios


PARAGUAS
Me gustan los paraguas. Ejercen la función de sacaojos con la sutileza de una sombrilla que en lugar de tapar el sol reza porque salga. Es como el puñal del que mata sin saber por qué lo hace. El arma de quien siente indiferencia por su entorno. Y su contorno, barca invertida, recuerda al ala de un enorme murciélago, quizás dragón con peor destino. Es el sable del niño y bastón del anciano. Es escudo de cielos, pluma de mil puntas del viento, es un gigante dardo.

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Llena falta de leche y huevos,
que me llena de fría tristeza,
y de la larga vergüenza
de una vida llena de pobreza.

Llena ya la nevera de hambre,
y de comida hecha de aire 
y de tanta pena como sale
del llanto de a quien no le vale

vivir. De quien olvido comer,
que quien olvidó reir.

Arroz en los platos.
Agua en los vasos.
Leche en las tazas.
Pan en las manos.

Arena en las bocas. 
Sal en los labios.
Cal en la llaga abierta. 
Polvo en los zapatos.
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Es en la era de las uñas negras
cuando indómitos nombramos al viento
y el fuego refulge en nuestras venas.

¿Volver a las cavernas?
No mientras haya poetas de espada de pluma.
Poetas piratas. Poetas de Luna.


martes, 5 de junio de 2012

Habitación de Esferas

En mi suelo hay pedazos de otro mundo,trocitos de otras mentes que se están amontonando. Hay como cuerpos de mujeres, hay como sangre.

En el sur surgen recuerdos, unos en líneas, otros en versos.
 En el Norte hay un chicle que deformo cuando pienso.

Desde aquí se oyen los llantos y las risas de los niños, mas yo no los comprendo. Quizás son de olvido, quizás son de aburrimiento. En mi cama se oyen esferas si sabes escucharlas, sólo si miras a mi lámpara de tres soles y duermes con los ojos abiertos.

...Una vez me salió...

 Miras la oscuridad y de pronto se llena de estrellas.
Primero suenan suaves, como copas de vino y agua. (Las esferas me refiero) Luego fuerte. Estruendo grandioso como provocación estallando en los mios oídos que se retuercen. Los ojos después queman, te retan, te bailan. El sonido te encorva y los párpados quieren caer, perecen. La razón se te cae, el sentido se nubla. Te reta el cuerpo a seguir erguido, a seguir despierto. Pero si aguantas velando pensamientos lo comprendes...

Estarás oyendo el mundo que se mueve.