sábado, 16 de noviembre de 2013

Hush

Chsss,
deja que entre en silencio. Me duelen los gemelos de la pierna derecha de ponerme de puntillas intentando alcanzar. Con un equilibrio cogido por hilos me estiro y mis dedos casi llegan. Cierro los ojos esperando un mesías más actual, uno nuevo salvador que no arroje tantas piedras en esta lapidación.

Y es precisamente esta dilapidación de energía, este despropósito de esfuerzo el que tira de todo mi lado derecho y lo noto como un desgarro de abajo arriba, de dentro afuera. Y cuando lleva esa cuchilla interna al dedo, tiembla. Y tiemblo yo con él, y simplemente mis músculos dicen "ya".

Tú allí arriba,
tras una marabunta de sombras, tras el velo de tu templo, imposible de rasgar. Tú, Sin Nombre, Tú, Sin Rostro. El "no llegado", la "nunca vista", el "no" de mi "¿Hay alguien?".

Tú allí arriba,
Yo aquí abajo, intentando hacer de este cuerpo un santuario con la esperanza de acabar con el cementerio que es a día de hoy.


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