miércoles, 26 de noviembre de 2014

Religión (I)

Mi dios no tiene bando,
no enfrenta legiones.
Tu dios dice estar contigo,
pero al girarte no ves nada.
Yo veo a mi dios cada mañana.

Mi dios tiene un iglesia
y varios días sagrados,
"dias de descanso" les llama,
y se les da su jefe.
Mi dios se cansa, suda,
llora, y se tapa cada noche.

Le preocupa llegar a fin de mes,
y deber dinero.
Mi dios no es como el tuyo,
el mío tiene amigos, familia,
pareja, compañeros y encargados.

No es perfecto,
no sabe lo que pasará mañana,
pero se prepara para lo que venga.
A mi dios le duele la espalda a veces,
se marea...
se muerde las uñas todo el rato,
está enganchado a las series,
a varios libros, y al teatro.

Mi dios es inconstante,
repetitivo, mentiroso,
concesivo...difuso.

A mi dios
le duele el dedo meñique del pie,
porque calza zapatos.
Le huele el aliento por las mañanas,

Es concreto:
una cabeza, dos manos,
dos pies, un torax.
No vive en el espacio,
ni en el cielo,
ni tiene un único enemigo poderoso,
que esté en el infierno.

Mi dios vive
detrás de la grieta
que hice con el puño en el espejo.

Y ese dios, no me fallaría nunca.
Asi que no me fallo nunca.
Jamás tendría un dios
mejor que el que tengo.

sábado, 4 de octubre de 2014

Funeral para un amor perdido.

Entre las notas de un moleskine que perdí y que hace poco recuperé he encontrado un montón de fragmentos de una elegía que no había acabado. A día de hoy sé que en realidad estaba acabada. Tan sólo la he reconstruido, ordenado y aquí está. Tan sólo leerlo me pone los pelos de punta.
No te olvido.
No te olvido.


Funeral para un amor perdido

He vuelto a verte amor,
en los dientes de otra cara clavado.
He vuelto a verte hermano
en la risa de otros niños
en un sprint ahogado.

He visto dos farolas tintineando
y he pensado que eran tus ojos
hasta que se han estancado
y han alumbrado la calle.

No eras tú amor,
porque tú no hubieras parado.

Te has ido,
Castilla se ha vuelto Londres
y una niebla envuelve los campos
y cubre el mar de tierra
que nos rodea.

Y yo,
cual destripador vagando,
busco la siguiente presa de la navaja
que arrastro por el suelo
haciendo delirar a las gentes.

Los niños susurran canciones sobre mí,
"La sombra que vaga" me dicen.

Otro año que no estás,
otro mayo llorando,
otro año que no te dije
lo mucho que te amo,

y lo perfecto que eras,
y todas esas cosas
que se piensa de los hermanos
y que no se dicen.

No te dejaron cambiar el mundo,
pero cambiaste el mío.

miércoles, 2 de julio de 2014

Entrañas.

Quiero ser las venas
que envueltas en piel
formen la mano
que engendre hijos
que sean los dedos
que den cobijo
a las llaves
que abran la puerta
de la casa
que no tenemos,
amor.

Quiero ser el hilo
que se hermane
con otros tantos hilos
que juntos formen
un ejercito enorme
que forme el edredón
que nos tape.

Quiero ser
la segunda almohada que
necesitamos para
que no nos duela la espalda.
Que tu seas mi despertador cada mañana,
que cada noche yo sea tu nana.
Quiero ser, amor, tu barba.
Quiero ser
tus entrañas.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Demonios más grandes.

Veo tus piernas
en las piernas de otros.
Veo tus pómulos
en los huecos que otros tienen
en la cara.

La fuerza que succionaba tu rostro,
tu cuerpo intentando devorarse a sí mismo,
tu pulso tembloroso al coger un cigarro,
el olor a cerveza,
la cara perfectamente afeitada,
el after-safe con olor a pipermint,
los gritos,
mi hermano rodeándome.
no pasa nada enano” me dice,
pero yo lo veo todo.

Veo la verdad en los colores de los golpes.
Sé que hay cosas rojas en el aire,
veo ese amarillo violento en la habitación
mientras miramos la puerta.

Cómo puedes querer a alguien
a quien odias.
Cómo echas de menos a alguien
que nunca ha estado.

Tú no fuiste ningún ángel,
nadie va a arruinar ese recuerdo.
No tenías manos blancas,
ni una sonrisa al llegar a casa.
Puede que no fueras un ángel,
papá.
Pero demonios más grandes he visto.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Todos la misma cara.

Todos la misma cara,
miran la que se apaga en el día,
la que se enciende de noche.
¿cuántos los que caminan
miran la misma cara?
¿Cuántos lloran
de una antigua diosa
el rostro mirando?
¿Cuántos rezan?

Todos la misma cara,
miran llorando, miran sonrisa
en boca, esgrimiendo las perlas
reflejo de lo que observan.
¿A cuántos nos mira su rostro,
a cuántos ilumina?
¿A cuantos nos baña su cara,
a cuántos contamina?

Pensamos,
que tierna la que está allí arriba,
que dulce rostro tintinea
en las gafas de los niños
que se apoyan de puntillas
en en el alféizar.
¿En cuántos cristales a la vez se refleja?

Pensamos que nos miran
sus ojos de plata,
como antaño los griegos miraban.
Y rezamos a su tenue vela
y rezamos como romanos rezaban.

¿Y en tantos años rezando...
en tantos años de súplica desoída,
no será que en verdad
no es su rostro lo que ilumina
sino su espalda inquisitiva?

Todos la misma cara...
Todos la misma Luna...

lunes, 28 de abril de 2014

Allí donde fue Lorca.

No hay nadie a quien odiar.
Ya no queda nadie.
Todos vuelan alto, todos hurgan en las estrellas
mientras yo me recreo en el gotelé.

No hay culpables,
Ya no queda ninguno.
Halos, rezos,
silencios, madera...
iglesias de tempestades.
Peste, podredumbre,
cavilaciones, puñales y pechos.
Eso queda.

He conocido manos, cráneos y oídos.
y todos se han marchado.
Unos a Tierraverde,
otros más allá de lagos.
Y aquí quedo yo, rodeado de iglesias.
No veré lo todo.
No soy nadie... no soy.

Dónde voy sin camino ni zapatos.
Dónde voy sin mamá ni papá.
Dónde voy sin guitarras, sin pianos.
Pues voy donde fue Lorca,
pero sin tambores...
...sin gitanos.

Voy sin lunas.

Debo.
          A muchos.
                         Y nunca pago.
Acabo rascando las heridas.
Perdiéndome las risas, las metas,
los esfuerzos, los premios.

Soy joven para tener que recuperar fotos perdidas.
Viviendo siempre del pasado, sin ser nadie hoy.
Sin ser nunca nadie.

sábado, 26 de abril de 2014

Mi libro de Instrucciones. (I)

Me aterra el viento en la noche,
la sombra que proyecta mi patria,
el silencio previo a la tormenta.

Me está dando miedo ver a nadie en mi futuro,
me está dando pavor ver que
tendré tantos recuerdos,
tantos nombres de reos que se fugaron de mí.

Me atemoriza no alcanzar la sencillez.
Me inquieta ser uno más.
Me remueve vivir a veinte personas por minuto.
Me envenena no dar nunca la espalda alguien cuando duermo.
Me estremece ser tibio o ser casto.
Me altera la naturalidad. Me preocupa.
Me decepciona ser yo el que corre
...en vez de mis zapatos.

jueves, 24 de abril de 2014

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martes, 25 de marzo de 2014

La Puerta del Obispo (Mi pequeña niña gris)

 (Tiempo. Deseo. Escarcha.
 Sueños. Amor. Cielo.
Sábanas. Cama. Café)

Quitando estas palabras
me propongo,
al abrigo de no saber hacerlo,
escribir sobre cráneos fríos,
sobre el hielo de mi herencia,
y sobre éste cementerio en calma
que es capilla, convento y catedral
de mi historia.

Con las rodillas rotas
de rezarle a cualquiera,
con la espalda desviada
de mirar demasiado arriba
o
demasiado a abajo
yo
contemplo las cruces apostadas
en esta ciudad
y todas las imágenes colgantes.
Y
todo ese muro vidriogargóleo
que se extiende
envolviendo a mi pequeña niña gris,
               que ha perdido su bufanda,
               sus guantes y su chamarra
me sorprende de golpe.

De pronto no soy yo
quien les mira.
Son ellos, cienojos, los que miran.
¡Miles! Me persiguen.
¡Me están persiguiendo!

Y corro por calles,
salto arbustos,
giro a la izquierda,
giro una calle más allá
por la dichosa Casañé,
              ¿o esto es Barrio y Mier?

El caso es que corro.
SueloBaldosaTropiezo.
SeñoraPerroladrando.
HieloCuidado.

Están en todas partes.
Las rocas, los santos...
Todas esas estatuas
que me miran, me señalan mientras paso.
¡Me están señalando!
Y oigo el craquido de cristos
crujiendo en sus cruces,
desperezándose para mirarme.


Tropiezo.
Todo un mundo
de piedras se
abalanza sobre mi cara,
avalancha sobre mi espalda,
alabanzas sobre mi marcha,
alabardas sobre mis alas,
va la lanza sobre mi carga.

“No te vas de aquí”
grita La Bella, mi catedral,
y me arrastra mientras me aferro.
El suelo contra mi uñas,
dedos rotos y
manos huecas,
vacías de sangre,
dejan un rastro hasta
la Puerta del Obispo.
La Puerta del Olvido.

Me sobrecogió mi pequeña Palencia

cuando intentaba arroparla.

viernes, 21 de marzo de 2014

No te calles (tanto) nunca.

Márcame con una cruz en tu lista.
O marca mi drama.
O marca mi número y llama.
Pero por Dios, no me conviertas
en uno más de los que te aman.
No te olvides de mí si despiertas,
no te olvides de mi voz,
no te apartes mi pelo de la cara.

¡Grítame!
Aunque digas que mi yo te cansa.

Pero es que no te puedo escribir versos
si no se si tus ojos escarcha,
o si ya son ríos llenos
de piedras, de balsas.
No conozco canciones
para calmar la nada.
Rasga el silencio antes
de que yo rasgue mi espalda.

¡Cállame!
Pero dime al menos qué coño te pasa.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Y no quererte como quieren los niños.

Si me tomasen juramento,
diría que el amor
en otro momento
             y también el odio
era para mí como una vela.

Significaba
o ser el fuego que envuelve,
o ser la mecha que se agacha.
Significaba consumir o desaparecer,
ser la cera o el abrazo.

Si me tomasen juramento,
diría que
con Ben Howard de fondo...
Te quiero.

Pero te quiero diferente.
No como quieren los niños:
bajando lunas,
nombrando estrellas,
mirando cielos...
no.

No te quiero sólo cuando llega la noche,
y llego a casa, y veo que no estás.
ni cuando hace sol y huele a verano,
y pienso que podriamos aprovechar mejor el tiempo.

Tampoco te quiero
como quiere un adolescente.
No con el pecho rasgado,
ni la espalda al desnudo.
No te quiero siendo gato, ni perro, ni lobo...
Ni libre, ni fiel, ni salvaje.

Si me tomasen juramento,
diría que te quiero como...
...la aguja pequeña quiere a la grande.
Primero lento,
             en la distancia.
                           Despues amenazante.
Y entonces
             vienesytevas.
                           Y otra vez a esperarte.

Si me tomasen juramento,
durante seis con diecinueve minutos,
te quiero.
Pero entonces la canción acaba
y hay silencio.
Y ese amor que lo abarcaba todo
se va flotando.

Y no me importa que me deje
y que acompañe al vapor de café
que puebla mi habitación
donde ayer estabas tú.

Si me tomasen juramento,
diria que el amor es más bien
soportar tus enfados y menos
"oh romeo, romeo,
eres tú mi romeo"

Diría que es más bien
acordarme de tus pastillas por la mañana y menos
"clavar en mi pupila
tu pupila azul"

Que no te importe mi pelo al despertar,
cambiar mi ruta por las calles
para encontrar wifi y ver si estás.
                   Y llegar tarde...

Supongo que es más bien
estar atento a si tienes sueño,
o a si te despiertas.

Supongo que es menos
lo que nos enseñan y más
lo que nos demuestran.

Y aún así,
aunque no sea un amor Disney,
mal aprendido,
aunque el amor se escape a veces pululando,
no es que sea triste
o que yo esté acabado.

No hay dolor, no hay drama,
sólo el olor a verano.
Y si se acaba la canción
sólo doy de nuevo al play,

y apareces a mi lado.  

miércoles, 12 de febrero de 2014

Escribir...En la cara.

Siento que se agota el tiempo
y el camino hasta el verano
se hace largo y es extraño

Que todo el tiempo que he perdido
mirando un folio en blanco,
es camino desandado.

Algún día escribiré una canción
con la arena del zapato,
con bolsillos llenos de versos,
con tu llamada llorando.

con los problemas resueltos,
con un amor contado...
...desde el punto de vista
de un verso. Sin rima. Sin llanto.

Algún día escribirán mis manos
la rabia de un incendio,
que dejas siempre al decir:
"como un hermano",

o describirán tus labios
en otros labios,
o descubrirán tus dedos
en otros lados.

Escribiré estribillos
como los que escriben
los soldados del Galileo.
Como un Suárez desesperado
Como un Boza simplificado.

Escribiré  cuando llegue el verano,
cuando pasen tus estaciones,
cuando reciba el aplauso...

...en la cara.


viernes, 7 de febrero de 2014

Parque de Condenados

Del fondo de la demolición de sus valores nacen ventanas, negras como el asfalto de la carretera que le lleva al parque. Lluvia, el frío del mes que le vio nacer, cuchillas de aire, témpanos en la nariz, y las manos... las grandes perdedoras de esta batalla. Camina encorvado, es el pico de un cuervo cuando avanza envuelto en plumaje negro. ¿quién es más carroñero a estas horas de noche, la sombra que le pagará o la sombra que coge el dinero?
En el parque ángeles lloran hielo cuando llega. Cambia su cara, saca un pañuelo, guarda el resto, los va a necesitar. ¿Qué es ese ruido? ¿Por qué no le asusta? Se oyen dientes chistando, lenguas secas, bocas llenas. Él avanza hacia el arbusto, cada día es más rápido. Cada día le calan y le conocen antes.
 Es el parque de los demonios, de quienes después beberán tras un "lo más fuerte que tenga por favor", los "sin traje". Aqui las manos se aferran a la piel de quienes sostienen verde, se arriman, se agachan, se hielan, y se van  de allí siendo un poco más demonios...un poco menos ángeles.
Es el parque de los condenados, de los que confunden la entraña del pecho con las cremalleras, con los vaqueros...con las rodillas...con el dinero.

martes, 14 de enero de 2014

La lista de la compra.

Llena falta de leche y huevos,
que me llena de fría tristeza,
y de la larga vergüenza
de una vida llena de pobreza.

Llena ya la nevera de hambre,
y de comida hecha de aire
y de tanta pena como sale
del llanto de a quien no le vale

vivir. De quien olvido comer,
que quien olvidó reir.

Arroz en los platos.
Agua en los vasos.
Leche en las tazas.

Arena en las bocas.
Sal en los labios.
Cal en la llaga.
 
Pan en las manos.
Polvo en los zapatos.

Como herencia 
recuerdo de mi madre 
la tendencia
de llenar un alma de hielo
de un tropel de congelados.

Como ejemplo tengo,
la manera de calmar a un demonio
que me ruge a mediodía,
Almuerzo, merienda y cena.
Que me devora por la noche.
Que me despierta cada hora.

Tengo el recurso del azúcar
a palo seco.
De la sal, del pan,
(el día que toca)

Me daría pena la lista de la compra
o los supermercados. 
Me daría pena la cola de gente 
en la pescadería.
Me darían pena las madre
negándoles cosas a sus hijos. 

Me daría pena...
...si comprase alguna vez.

Pero como no compro
me apena la leche,
me apenan los huevos,
me apena el frío,
la vergüenza,
la pobreza.

La pobreza sin nombre, porque si lo llamas pobreza entonces las mujeres embatadas te recriminan y comienzan sus discursos sobre África, sobre el agua, "cómo está el mundo" "y nosotros quejándonos de cualquier cosa". Se arropan las batas, cierran bien un carrito de la compra lleno de bolsas que rebosan y se van medio indignadas. Y el que se queda con mal cuerpo eres tú,
que ni carrito,
ni bolsa, 
ni rebosa.