viernes, 7 de febrero de 2014

Parque de Condenados

Del fondo de la demolición de sus valores nacen ventanas, negras como el asfalto de la carretera que le lleva al parque. Lluvia, el frío del mes que le vio nacer, cuchillas de aire, témpanos en la nariz, y las manos... las grandes perdedoras de esta batalla. Camina encorvado, es el pico de un cuervo cuando avanza envuelto en plumaje negro. ¿quién es más carroñero a estas horas de noche, la sombra que le pagará o la sombra que coge el dinero?
En el parque ángeles lloran hielo cuando llega. Cambia su cara, saca un pañuelo, guarda el resto, los va a necesitar. ¿Qué es ese ruido? ¿Por qué no le asusta? Se oyen dientes chistando, lenguas secas, bocas llenas. Él avanza hacia el arbusto, cada día es más rápido. Cada día le calan y le conocen antes.
 Es el parque de los demonios, de quienes después beberán tras un "lo más fuerte que tenga por favor", los "sin traje". Aqui las manos se aferran a la piel de quienes sostienen verde, se arriman, se agachan, se hielan, y se van  de allí siendo un poco más demonios...un poco menos ángeles.
Es el parque de los condenados, de los que confunden la entraña del pecho con las cremalleras, con los vaqueros...con las rodillas...con el dinero.

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