En el parque ángeles lloran hielo cuando llega. Cambia su cara, saca un pañuelo, guarda el resto, los va a necesitar. ¿Qué es ese ruido? ¿Por qué no le asusta? Se oyen dientes chistando, lenguas secas, bocas llenas. Él avanza hacia el arbusto, cada día es más rápido. Cada día le calan y le conocen antes.
Es el parque de los demonios, de quienes después beberán tras un "lo más fuerte que tenga por favor", los "sin traje". Aqui las manos se aferran a la piel de quienes sostienen verde, se arriman, se agachan, se hielan, y se van de allí siendo un poco más demonios...un poco menos ángeles.
Es el parque de los condenados, de los que confunden la entraña del pecho con las cremalleras, con los vaqueros...con las rodillas...con el dinero.
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