lunes, 28 de abril de 2014

Allí donde fue Lorca.

No hay nadie a quien odiar.
Ya no queda nadie.
Todos vuelan alto, todos hurgan en las estrellas
mientras yo me recreo en el gotelé.

No hay culpables,
Ya no queda ninguno.
Halos, rezos,
silencios, madera...
iglesias de tempestades.
Peste, podredumbre,
cavilaciones, puñales y pechos.
Eso queda.

He conocido manos, cráneos y oídos.
y todos se han marchado.
Unos a Tierraverde,
otros más allá de lagos.
Y aquí quedo yo, rodeado de iglesias.
No veré lo todo.
No soy nadie... no soy.

Dónde voy sin camino ni zapatos.
Dónde voy sin mamá ni papá.
Dónde voy sin guitarras, sin pianos.
Pues voy donde fue Lorca,
pero sin tambores...
...sin gitanos.

Voy sin lunas.

Debo.
          A muchos.
                         Y nunca pago.
Acabo rascando las heridas.
Perdiéndome las risas, las metas,
los esfuerzos, los premios.

Soy joven para tener que recuperar fotos perdidas.
Viviendo siempre del pasado, sin ser nadie hoy.
Sin ser nunca nadie.

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