domingo, 15 de abril de 2012

Discurso por la abolición de la esclavitud. Castelar.

Gran discurso encontrado en el tablón de una amiga:

"Sí; hay tres pueblos que parecen muertos, los tres pueblos más excepcionalmente grandes: el pueblo griego, que dilató el mundo de la filosofía y del arte; el pueblo romano, que dilató el mundo del derecho y de la política; el pueblo español, que dilató el mundo de la naturaleza, de la creación; que tendió sus manos creadoras sobre el solitario Océano; y al descubrir América, dobló la tierra, ensanchó el espacio.

Pero, ¿qué ha sido de estos tres grandes pueblos?
Grecia, a pesar de que las naciones más populosas se empeñaron en socorrerla; a pesar de que los sabios y los artistas quisieron renovar para ella las antiguas Cruzadas; a pesar de que en sus campos combatió el gran poeta del siglo, el poeta de la duda, encontrando allí el únicoremedio al hastío, la muerte; a pesar de la leyenda de su resurrección, Grecia es hoy un montón de ruinas rematadas por coronas de ortigas.

Roma, en vez de su Senado de Reyes, tiene su cónclave de Cardenales; en vez de un antiguo derecho político y civil, la ausencia de toda vida civil y política; pobre, paralítica, muda, yerta, sobre la ruina de sus altares y de sus claustros.

En cuanto a nosotros, en cuanto al pueblo más joven y más afortunado de los tres; con una raza tan varonil que parece incapaz de toda decadencia; con colonias en todas las regiones de la tierra; con sacrificios tan recientes y tan gloriosos como el sacrificio de la guerra por la independencia; con instituciones, si pervertidas, libres; nuestro nombre, aquel nombre que fue el talismán de los Papas y de los Reyes; aquel nombre a cuyos ecos temblaban las naciones desde el extremo oriente hasta el extremo ocaso; aquel nombre, digámoslo con tristeza, pesaba menos en la balanza de los destinos humanos que el nombre de Baviera, de Bélgica o de Holanda.

De súbito en Septiembre esta Nación se levanta; expulsa su vieja dinastía; rompe el yugo de la intolerancia religiosa, y anuncia al mundo que se apercibe a entrar en la vida de la democracia, en la vida del derecho.

Los opresores palidecieron; los oprimidos esperaron. Sí; aquel pueblo de gran territorio y mucha población, que realice reformas sociales radicalmente, como es la abolición de la esclavitud; aquel pueblo que sepa prescindir de una dinastía histórica, de una Iglesia oficial, de un ejercito numeroso; aquel pueblo que sepa ejercer la libertad de imprenta sin escándalo, la libertad de reunión sin excesos, al sufragio universal sin cesarismo, será en Europa lo que los Estados Unidos son en América: será el ideal y la esperanza de todos los pueblos."

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