sábado, 19 de enero de 2013

Voces

¿Cómo se puede uno implicarse tanto con una voz?
¿Cómo puede una voz mostrar, mientras mantienes tus ojos bien cerrados, un rostro?
Puede mostrar la inestabilidad de un niño cuando solloza,
 el susurro de quien te quiere amar bajo el manto de toda una sabana de sábanas como es una cama.
Puede estallar en tan solo segundos y revelarte un enorme lago o recordarte la mirada de tu padre,
puede callar y mostrar la noche y hacerte mirar a sus millones de ojos.

 ¿qué hay si uno se implica con esa voz y llora por dentro como está llorando la voz?
 ¿Qué habrá del rasgado de la garganta, y del aroma?
¿Cómo uno puede desear un voz?¿Cómo podemos llegar a querer follar una voz?
 En eso consiste la magia de nuestro tiempo.
 En dibujar con la voz un lunar cerca del ojo,
 en hacer salivar a alguien,
 en provocar rezos,
suplicar perdones,
 recordar fechas e infancias,
ver futuros,
reconstruir presentes y darles sentido,
ver lagos azules,
o cielos,
o noches,
o padres...

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